Jesús Silva-Herzog Márquez EN REFORMA
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27 noviembre 2023
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.
Encontrarle cuadratura a la alianza era el gran desafío de Xóchitl Gálvez. No era sencillo, pero era una labor obvia e indispensable. El despegue de su candidatura tenía un requisito previo: darle sentido a la coalición, definir sus pautas básicas, proyectar un mensaje seductor que superara las diferencias. Ser ungida como candidata del frente no era suficiente. A Xóchitl Gálvez correspondía la tarea de afianzar una plataforma opositora. Esa era su tarea en los meses previos al inicio formal de la contienda. No parece que haya trabajado en ello o que se hubiera propuesto atender esa exigencia inicial. Lo que pase en los partidos, parece haber pensado, no es asunto mío. En la raíz está un mal entendimiento de su responsabilidad política en esta coyuntura. Pretendiéndose superior a las rivalidades de los partidos, imaginó que podría hacer campaña flotando por encima de ellos. Usar su sello para la boleta y desentenderse de sus procesos.
Que le falta equipo a la candidata del frente es algo que está a la vista de todos. La pregunta no es si ha habido retraso en la formación de su cuarto de guerra, sino si la impulsividad de su estilo rechaza la colaboración. Si hacemos caso a Maquiavelo, el error político más frecuente es pensar que lo funcionó ayer, seguirá funcionando hoy. Que la estrategia que explica la victoria en el juego pasado, debe repetirse en los juegos por venir. Gálvez se impuso por silvestre. Por su espontaneidad, por la agilidad de sus reflejos, por su lenguaje. No ganó por representar a un grupo sólido, ni por la ambición de sus ideas, ni por su trayectoria pública. Ganó por su historia de vida y por su reacción ante el hostigamiento presidencial. Entiendo que el relato de su vida debe seguir siendo parte de su estrategia, pero me parece claro que ese cuento, sin el empaque de una visión de futuro y sin la firmeza de un equipo profesional es insuficiente.